martes, 31 de agosto de 2010

TALENTO QUINDIANO, ESCRITOS CON TINTA INDELEBLE

TALENTO QUINDIANO, ESCRITOS CON TINTA INDELEBLE

Muchos jóvenes de la región escriben, y no se hace referencia a los que lo hacen para cumplir con sus obligaciones escolares, sino a los que lo hacen porque les apasionan las letras. Escriben para trasmitir sentimientos, para desahogarse, para exorcizar esos demonios que solo salen a través de un esfero, para sentirse libres, para plasmar en el papel su pensar y su forma de ver el mundo. Un común denominador entre estos escritores aficionados es su amor por la lectura. Los libros se convierten en un refugio y en una puerta inmensa al conocimiento, en un camino sin final hacia el saber y hacia el ser. Leer abre la mente.

Y son estos escritores anónimos, cuyos textos raramente son conocidos, y que quedan en el olvido de sus viejos cuadernos y agendas, los que poseen un talento singular, porque no escriben para hacerse ricos, escriben por gusto. La mayoría no conoce las oportunidades que tienen para darse a conocer, otros no se atreven. La historia de Edward Bedoya, un joven circasiano estudiante de décimo semestre de licenciatura en español y literatura nos confirma que en la región hay talentos sin explotar, genios que pueden llegar muy alto y revela que la gente del eje cafetero tiene mucho más que mostrar que parques temáticos y buen café.

Edward es un joven sencillo, bohemio y buen conversador, como cualquier otro de Circasia. En su adolescencia no era precisamente aficionado a leer o a escribir, sólo lo hacía como la mayoría, cuando el colegio se lo exigía. Fue una amiga suya la que un día le recomendó leer una novela breve titulada Mi Dulce Compañía de la escritora Laura Restrepo, para su propia sorpresa la historia de éste ángel criollo le abrió el camino hacia los libros y sus adictivas páginas. En la compañía de un buen café continuó leyendo a Gabriel García Márquez y se introdujo en su realismo mágico y en sus cuentos macondianos. Ahora sintió que debía escribir, pero lo que quiso hacer fue poesía, solo los consejos de sus profesores universitarios lo guiaron para que siguiera el camino de los cuentos, de los finales inesperados, de las descripciones realistas y crudas, de personajes, sueños, lugares y fracasos.

Fue entonces cuando empezó a leer a Julio Cortázar y Edgar Allan Poe, fue cuando empezó a escribir sus cuentos y a participar en el Concurso Nacional de Cuento, organizado por el Ministerio de Cultura. En 2007 participó con La Ventana, el cual admite, fue influenciado por Gabo, a quien leía con frecuencia en aquellos días. En 2008 envió un cuento fantasmagórico titulado Un día más, en el que el personaje principal al final nos sorprende al darnos cuenta que siempre estuvo muerto. Pero como se dice popularmente “la tercera es la vencida” y así fue en el caso de Edward y sus cuentos, en 2009 ya más influenciado por el realismo sucio y por la literatura marginal escribió para el concurso un cuento titulado Una Puta Noche de Sábado; al enviarlo creyó que podría ser censurado por el título y por la crudeza del texto, pero su luz era German Espinosa el escritor homenajeado en esa versión del concurso, ya que él en muchos de sus escritos maneja un lenguaje crudo. Para su sorpresa, un día de Noviembre lo llamaron a informarle que su cuento estaba entre los 109 finalistas y más adelante fue elegido como ganador en la categoría de estudiante de pregrado.

A Edward se le abrieron muchas puertas, viajó a la premiación del concurso en el marco del Hay Festival celebrado en Cartagena, conoció el bello mar caribe y fue reconocido públicamente en la ceremonia de premiación en el teatro Pedro de Heredia por grandes lumbreras de la literatura mundial. El concurso le obsequió un computador portátil y le publicará próximamente su cuento en la Antología de Cuentos Colombianos 2009 que saldrá al público en el IV Concurso Nacional de Cuento en el mes de enero de 2011. Por otra parte, la Universidad del Quindío lo becó por su triunfo en el concurso, la Casa de la Cultura de Circasia le dio un reconocimiento y un grupo de concejales del municipio le dio apoyo económico para su viaje a Cartagena de Indias. Además, ahora tiene un programa de radio los domingos a las 6:00 PM en la UFM con temática literaria.

El aconseja a quienes escriben que tengan el hábito de la lectura, que sean buenos observadores, que sepan leer la realidad y de plasmarla en un texto. Nunca forzarse a terminar un texto, siempre dejar “reposar” las ideas y seguir leyendo para luego retomar la escritura con más frescura y con la cabeza llena de cosas nuevas. Tomarse un café, conversar con los amigos y después seguir escribiendo para poder darle un final de knockout al escrito que le dé al lector una bofetada literaria y lo incite a la reflexión

El ejemplo de Edward debería impulsar a más jóvenes de la región a mostrar su talento y a dejarse leer por otras personas. Las oportunidades de darse a conocer existen, está en manos de cada quien dirigirse por el camino del reconocimiento o quedarse en el anonimato. El Concurso Nacional de Cuento y los eventos literarios que se celebran en la región son un trampolín para quienes realmente aman el arte de escribir.



Jefersson Andrés Rodriguez Blandón

Analista Edición y Comunicaciones
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